lunes, 21 de marzo de 2011

Desprotección y fraude laboral en el mundo ELE

El texto que sigue fue presentado en las I Jornadas de jóvenes lingüistas (http://www.jornadasjl.com.ar/) y distribuido entre los participantes. Agradecemos al comité organizador que nos haya invitado a participar.

A partir del fin de la convertibilidad y con especial fuerza desde hace cinco años, el crecimiento del turismo en la Argentina ha motorizado distintos emprendimientos muy rentables. Entre ellos se encuentra la enseñanza de español como lengua extranjera, que emplea sobre todo a jóvenes estudiantes o graduados de la carrera de Letras; sólo en la ciudad de Buenos Aires hay al menos quinientos profesores ELE.

A pesar de que la actividad ha ido creciendo en los últimos años, las condiciones laborales raramente han experimentado alguna mejora. La ausencia de regulación de los contenidos académicos se corresponde con la desprotección de los trabajadores: la contratación en negro o como monotributista, la discrecionalidad de las tarifas y la ausencia total de derechos laborales básicos (vacaciones, aguinaldos, licencias por maternidad y enfermedad, antigüedad, etcétera) forman un cuadro de gran inestabilidad y precarización. La falta de cifras oficiales respecto de empleadores y empleados es casi total; sin embargo, un censo realizado de manera independiente por un grupo de profesores durante el año 2009 indicó que sólo un 3% de los institutos relevados tiene a sus trabajadores completamente en blanco. El resto de los porcentajes se reparte entre distintas formas del fraude laboral.

Para hacer frente a esta situación, desde fines del 2008 y bajo el nombre de METELE (Movimiento de Educadores y Trabajadores de Español como Lengua Extranjera) un grupo de profesores y profesoras de distintos institutos hemos venido promoviendo diversas acciones con el fin de dar visibilidad a estos problemas y lograr una mayor protección en nuestro trabajo. La actividad sindical muchas veces se concibe como antagónica respecto de una profesión universitaria; sin embargo, esto no pasa de ser una certeza que se desmorona cuando cotidianamente en nuestros lugares de trabajo se nos demuestra que, tal como ocurre en otras actividades que no requieren formación académica, es imposible obtener condiciones laborales dignas y reconocimiento del valor simbólico de nuestra labor de manera individual. La formación universitaria no nos separa del resto de la sociedad, colocándonos en un escalafón superior y liberándonos de la solidaridad entre nosotros. Al contrario: sólo al entendernos como trabajadores y pensar nuestros problemas de manera colectiva podremos empezar a modificar esta coyuntura definitivamente.

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Movimiento de educadores y trabajadores de español como lengua extranjera contactometele@gmail.com